Las uvas de la ira PDF Descarga gratis

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Ficha Técnica del libro
Nombre del libro:Las uvas de la ira
Fecha de publicación:1939
País de Origen:Estados Unidos
Editorial:Viking Press
Autor(es):John Steinbeck
Numero de paginas:464

Un libro del genero Novela. Una novela muy popular de todos los tiempos.

Resumen corto del libro Las uvas de la ira PDF

Tierra reseca

Todo Oklahoma está cubierto por una capa de polvo. No llueve, ni hay cosechas y el viento arrastra la tierra. Tom Joad está de camino a la granja de sus padres tras haber pasado cuatro años en prisión por haber sido acusado de asesinato. En el trayecto se encuentra con Jim Casy, el sacerdote que lo bautizó de niño. Casy le cuenta que ya no es un sacerdote activo porque no podía resistirse a las muchachas de su comunidad. Incluso cuestiona la fe cristiana: ¿Cómo puede ser un pecado aquello que es una necesidad natural del humano? Casy ya no cree en Jesús ni en el Espíritu Santo; solo cree en el humano.

“La última lluvia caía suave sobre la rojiza tierra y sobre una parte del territorio gris de Oklahoma, pero no penetraba en la tierra resquebrajada. (…) La tierra tenía una cáscara, una cáscara delgada y dura y mientras el cielo palidecía, también lo hacía la tierra””.

Cuando los dos hombres llegan al terreno de los Joad, no ven a nadie. Después de varios años de sequía, los campesinos tuvieron que vender sus tierras a los bancos, pero, más tarde, tampoco pudieron pagar el arrendamiento. Los bancos anularon los contratos. La tierra será trabajada desde ahora con tractores modernos. Las pequeñas parcelas ya no son rentables. Por eso, derruyen las casas de los campesinos y echan a sus habitantes.

El reencuentro con la familia

Mientras Tom y Casy recorren el terreno de los Joad sin saber qué hacer, se acerca Muley Graves. Él es el único vecino que resiste en el lugar. Muley les informa que la familia de Tom se ha mudado a casa de su tío John y que pronto viajarán a California. La granja de John está demasiado lejos como para caminar hasta allí ese mismo día, por lo que asan tres conejos salvajes y cenan juntos.

Mientras tanto Tom cuenta que el asesinato que cometió no fue intencional. Estaba borracho y se peleó con un muchacho vecino que sacó un cuchillo. Tom lo golpeó con una pala en defensa propia. La conversación se ve interrumpida por las fuerzas de seguridad que controlan la zona por orden del banco. Tom, Casy y Muley se esconden en los algodonales. La granja abandonada es territorio prohibido: Tom ya no puede quedarse en la casa de su infancia.

“El banco no son los hombres. Todas las personas del banco odian lo que hace el banco, pero el banco lo hace de todos modos. El banco es más que las personas, te digo. Es un monstruo””.

A la mañana siguiente, Tom y Casy llegan al terreno de su tío. En ese momento, el padre de Tom carga un camión con las pertenencias de la familia. La madre está en la cocina y asa una carne para el desayuno. Al verlo, se alegra muchísimo, ya que la familia no tendrá que irse a California sin su hijo. El abuelo y la abuela cruzan el jardín cojeando y profiriendo insultos de alegría. Noah, el hermano mayor de Tom, que es un poco retardado, permanece silencioso como siempre. Después del desayuno, aparece Al, el hermano menor de Tom. Al es joven y salvaje, y se interesa sobre todo por los coches y las muchachas. Está un poco decepcionado de que su hermano haya obtenido libertad condicional en lugar de haberse fugado de la cárcel.

Hacia California

Tom y su madre hablan sobre un folleto que dice que se buscan trabajadores para las plantaciones frutales de California. La señora Joad sueña con una casita soleada, naranjos en el jardín y trabajo para toda la familia. Tom ve el asunto con escepticismo pues ha oído que en California las personas están hacinadas en campamentos, porque son muchos los que buscan trabajo. Por la noche se encuentra con su hermana Rose von Sharon. Ella se ha casado con Connie, un muchacho vecino, y espera un hijo de él. Casy quiere acompañar a la familia a California. Quiere estar rodeado de personas, trabajar con ellas, comer con ellas, amarlas. Todo lo que las personas hacen le resulta sagrado; Dios, ya no. Los Joad aceptan a Casy en su grupo. Todos juntos, incluso Ruthie y Winfried, los dos menores de la familia, cargan el coche y parten con las primeras luces de amanecer.

El flujo de refugiados

La familia viaja en un coche completamente cargado por la carretera 66 hacia el oeste. No son los únicos en viaje: alrededor de 250.000 personas sin techo marchan hacia California para buscar trabajo. Corre el rumor de que la policía ya ha bloqueado la frontera de California. Al está al volante y espera que el coche resista el largo camino. Rose von Sharon tiene miedo de que las inclemencias del viaje afecten al niño que lleva en su vientre.

“¿Qué es lo que nos queda en el mundo? Solo nosotros. Solo nuestra familia””.

Tom no puede abandonar el estado de Oklahoma durante su libertad condicional, por lo que le recomiendan no llamar la atención y evitar todo tipo de pelea para que no tenga que identificarse ante la policía. El abuelo llora por la nostalgia que le provoca la partida. Una noche, el anciano sufre un ataque cardíaco que acaba con su vida. Los Joad se ven obligados a realizar un entierro espontáneo, en el que el exsacerdote Casy pronuncia algunas palabras. Ivy y Sairy Wilson, que se han quedado varados con su coche, les ayudan. A cambio, Al repara el vehículo. Las dos familias deciden repartir las cargas y seguir el camino juntos. Una noche, los hombres conversan con un mendigo harapiento que acaba de regresar de California. No tiene buenas noticias: allí se explota sin compasión a los trabajadores: dos de sus niños murieron de hambre.

Por el desierto

Solo el desierto de Mojave separa a los Joad de las plantaciones frutales de California. Los viajeros hacen una pausa en el río Colorado, se bañan en él y vuelven a toparse con personas que vuelven de California y que les advierten sobre la situación: hay tanta gente buscando trabajo, que los lugareños han comenzado a odiar a todos los forasteros. A la gente de Oklahoma los llaman despectivamente okies. Noah, el hermano de Tom, decide permanecer en Colorado y sobrevivir como pescador si es necesario. El resto de la familia se ve obligada a levantar el campamento y seguir el viaje de inmediato, por orden de un alguacil. Los Wilson dejan atrás a los Joad porque Ivy ha contraído una enfermedad mortal.

“Sí, okie antes era uno que venía de Oklahoma. Ahora significa algo así como ‘maldito cerdo’. Okie significa ‘solo son un montón de mierda’. La palabra en sí misma no significa nada, lo malo es cómo la dicen””.

Cuando la policía detiene a los viajeros durante la noche, es la madre quien negocia con ellos. Les cuenta que la abuela está enferma y que necesita ayuda médica urgente, y así, la familia puede seguir su camino. Más tarde, notan que la abuela ha fallecido mientras cruzaban el desierto. La madre pasó, sin saberlo, toda la noche junto al cadáver.

Brutal violencia policial

La señora y el señor Joad solo pueden darle una sepultura paupérrima a la abuela. Completamente agotada, la familia arma su tienda en un desolado campamento en el que la gente vive en casuchas de chapa. Todos dicen lo mismo: hay demasiadas personas buscando trabajo. Los folletos sobre las ofertas de trabajo solo fueron distribuidos para que mucha gente se postulara para trabajar en las plantaciones y así poder bajar los jornales. Puesto que muchos de los refugiados están al borde de la muerte por inanición, siempre hay alguien dispuesto a trabajar por un pedazo de pan. Cuando uno de los empleadores de las grandes plantaciones se acerca a ofrecer trabajo, el clima se vuelve más tenso. Un jornalero joven, Floyd Knowles, exige al hombre que establezca el monto de la paga de antemano para evitar que los trabajadores desesperados ofrezcan cada vez menos por su trabajo. El empleador hace venir a un policía que intenta detener a Floyd, acusándolo de comunista. Floyd huye, el policía dispara salvajemente y, al hacerlo, hiere a una mujer inocente antes de que Tom le haga una zancadilla y Casy lo golpee hasta dejarlo inconsciente. Como Tom goza de libertad condicional, Casy se autoincrimina y es detenido. Los oficiales informan que esa misma noche quemarán el campamento. Para horror de Rose von Sharon, su esposo Connie no aparece por ningún lado y la familia debe seguir el viaje sin él.

El campamento público

La familia se traslada entonces a un campamento público. Todo está limpio, hay lavabos de porcelana y duchas con agua caliente. El administrador es amable, al igual que las integrantes del comité de damas, que saludan a la madre y le explican con orgullo los principios del campamento autárquico. Todos utilizan todo y lo cuidan de manera colectiva. Mientras la situación sea pacífica, la policía californiana no puede ingresar. Tom encuentra trabajo de inmediato en una granja. El dueño es el amable Sr. Thomas, quien lamentablemente es extorsionado por el banco: solo puede pagar a los trabajadores 25 centavos; de lo contrario, anularán su crédito. Es él quien le revela a Tom que el sábado, durante el baile, provocarán un tiroteo en el campamento para que la policía tenga un motivo para ingresar en el terreno y ahuyentar a los odiados okies. Los habitantes no deben acostumbrarse por ningún motivo a ser tratados como personas; de lo contrario, se volverán respondones y terminarán por organizarse en sindicatos. Durante el baile, algunos hombres logran evitar lo peor. Cuando unos camorreros quieren iniciar una golpiza, son descubiertos y expulsados. La policía está fuertemente armada en la entrada del campamento, pero no tiene motivos para actuar.

La huelga en el rancho Hooper

Un mes más tarde, los Joad han gastado todo su dinero y no hay trabajo en puerta. La señora Joad ya no soporta ver cómo sus hijos enferman por el hambre y exige que se vuelvan a poner en camino, aunque no sepan dónde hay trabajo. Los hombres no quieren abandonar la gente amigable y el campamento seguro, pero respetan el deseo de la madre. En el camino, se ofrecen como recolectores de duraznos en el rancho Hooper. Al llegar, un grupo de policías armados los hace pasar entre una masa iracunda de trabajadores y los alberga en barracas inmundas.

“Y, Dios mío, madre, vendrá un tiempo en el que uno solo podrá conservar su decencia si le pega a uno de estos policías en la mandíbula. Es que ellos quieren quitarnos nuestra decencia””.

Por cada cajón de duraznos solo reciben cinco centavos. Por la noche, los Joad apenas han logrado reunir suficiente dinero como para que la madre compre comida para todos. Tom se escabulle detrás de la guardia y se encuentra fuera del campamento con un grupo de antiguos recolectores de duraznos a los que solo les pagaban 2.5 centavos por cajón y que, por ello, iniciaron una huelga. El líder de los trabajadores resulta ser Jim Casy, que ha sido liberado de la cárcel. Él le explica a Tom que en la granja abusan de los trabajadores, que se les acusa de huelguistas y que ellos pronto también recibirán solo 2.5 centavos por cajón. Antes de que Tom pueda ponerse en camino para llevar la noticia al campamento, el grupo es atacado por la policía. Casy es abatido brutalmente y queda en el suelo con la cabeza partida. Invadido por la furia, Tom mata a un policía, pero también recibe un golpe antes de poder huir hacia las barracas. Puesto que ahora lo buscan y con su rostro lastimado representa un peligro para la familia, les ofrece separarse del resto. Sin embargo, para la madre es más importante conservar la unión de la familia. Los Joad ocultan a Tom en el camión, debajo de los colchones, y se marchan.

Leche para el moribundo

Pronto, los Joad consiguen trabajo en un campo algodonero. Mientras la familia vive en un viejo vagón de carga, Tom se esconde debajo de un puente. Quiere esperar hasta que la herida en su rostro haya sanado y no llame la atención a simple vista. Por un tiempo, la familia cuenta con un ingreso y puede comprar comida y ropas nuevas. No obstante, la pequeña Ruthie se pelea con otros niños y, ufana de tener un hermano que ha matado a dos hombres, revela, además, que se oculta en las inmediaciones. La madre busca a Tom para advertirle de lo sucedido y juntos deciden que es hora de que huya en forma definitiva. Puesto que de todos modos lo perseguirán como a un criminal, quiere continuar con el trabajo de Jim Casy y tratar de lograr la unión de los trabajadores.

“Ya sabes, seguiremos vivos cuando otros ya se hayan ido. Somos gente que vive. No nos pueden destruir. Tom, somos las verdaderas personas, seguimos viviendo””.

Llega el invierno. Las lluvias inundan las tierras. La situación de muchos refugiados, que en su mayoría vive en carpas, se torna cada vez más catastrófica. Puesto que durante el invierno no se necesitan trabajadores en los campos, no hay trabajo y, por lo tanto, tampoco hay nada para comer. La gente pasa hambre o intenta robar alimentos y la policía les dispara. Rose von Sharon se resfría y la fiebre inicia las contracciones. Mientras ella pasa por un parto largo y difícil, los hombres tratan de crear un dique para proteger el vagón de la creciente del arroyo. Lamentablemente, el dique no logra contener la corriente y se rompe. El hijo de Rose von Sharon nace muerto. El tío John toma el cuerpo del niño y lo deposita en el agua para que la corriente lo arrastre. Cuando el agua sube hasta el vagón, los Joad se ponen en camino. Vadean las corrientes y logran albergarse en un establo. Allí se encuentran con un hombre que está muriendo de hambre. Solo hay una posibilidad de ayudarle: Rose von Sharon le permite mamar de su pecho.

Nuestra opinión del libro Las uvas de la ira

Una historia podríamos decir bastante cruda en este libro, por ello con mucho de realismo, demostrando que los escritores estadounidenses también pueden brindarnos obras sumamente históricas y esta es una de ellas.

Su trama y profundidad la hacen de lo mejor en cuanto a este genero, un libro altamente recomendable, que sin duda valdrá la pena leer por completo e incluso repetirlo varias veces en la vida, de igual forma como se ha mencionado en la pagina con algunos libros, su éxito al paso de los años no es por que si, tiene una razón y si ha sido un éxito hasta el día de hoy es por algo, leerlo en digital o físico es un deleite.

Saga o universo del libro:

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Ficha técnica del Archivo
NombreLas uvas de la ira
FormatoPDF
IdiomaEspañol
Peso del archivo2.81MB
EnlaceDescargar
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